
El panorama en las regiones intervenidas por PROMOPAZ refleja los enormes desafíos que persisten en la implementación de la paz en Colombia. A pesar de los esfuerzos comunitarios e institucionales, la falta de coordinación, el incumplimiento de acuerdos y la continuidad de la violencia impiden avances sustanciales. Sin embargo, la resiliencia de las comunidades y su determinación por transformar sus territorios demuestran que, con estrategias adecuadas de incidencia y fortalecimiento del tejido social, aún es posible construir caminos hacia una paz sostenible.
Ahora bien, la intensificación del conflicto armado en las zonas de acompañamiento PROMOPAZ ha generado nuevas crisis humanitarias en diferentes regiones, afectando gravemente la seguridad y el bienestar de las comunidades. La fragmentación de grupos armados, la militarización del territorio y la ausencia de un Estado con capacidad de respuesta efectiva han profundizado las dinámicas de violencia y vulnerabilidad. En este contexto, PROMOPAZ trabaja para fortalecer el diálogo como principal salida para lograr transformaciones territoriales con trabajo conjunto entre comunidades, instituciones y demás expresiones de la sociedad civil, promoviendo la participación de la sociedad civil como actor clave en la construcción de una paz territorial sostenible. A continuación, la lectura de contexto por departamento
PROMOPAZ ha trabajado para fortalecer el diálogo entre comunidades e instituciones, buscando que la población sea un actor clave en la construcción de paz. Sin embargo, la falta de coordinación entre el Estado y las comunidades sigue limitando las posibilidades de transformación territorial. Como han expresado los habitantes, “hablar el mismo idioma con las instituciones” es fundamental para generar soluciones sostenibles en los territorios y avanzar hacia una paz real y duradera.
Desde PROMOPAZ, la lectura del proceso se enfoca en su impacto directo sobre las comunidades y en la necesidad de que la paz negociada no se limite al cese de hostilidades, sino que traiga consigo medidas concretas de desarrollo, justicia social y fortalecimiento de las organizaciones locales. Por ello, el proyecto ha impulsado espacios de reflexión y análisis con las comunidades, permitiéndoles comprender los alcances y limitaciones de espacios de diálogo y dotándolas de herramientas para incidir a través de las siguientes acciones relevantes:
- RESILIENCIA Y RECONCILIACIÓN
Los participantes del proyecto han fortalecido sus capacidades de gestión y resolución de conflictos internos gracias a la implementación de estrategias integrales en gestión del conflicto, bienestar emocional y construcción de memoria. A través de espacios de diálogo, intercambio de saberes ancestrales y prácticas culturales, se ha promovido la recuperación de la identidad comunitaria y la resignificación del territorio como un espacio de resistencia y reconciliación. Las iniciativas orientadas a la memoria, el arte y la cultura han permitido no solo fortalecer el liderazgo y la cohesión social, sino también transformar los aprendizajes en herramientas concretas para la resolución de conflictos. Asimismo, el bienestar comunitario se ha visto beneficiado con talleres de autocuidado y la activación del fondo de autoprotección, brindando apoyo en situaciones de riesgo y reforzando la capacidad de respuesta ante desafíos sociales y ambientales.
El proceso de formación en comunicación asertiva, convivencia pacífica, resolución de conflictos y liderazgo ha estado acompañado de metodologías que incorporan las expresiones artísticas y los saberes ancestrales como mecanismos para el diálogo y la sanación comunitaria. Los intercambios de experiencias han facilitado la transmisión de conocimientos y buenas prácticas, fortaleciendo la reflexión sobre el perdón, la protección comunitaria y la defensa de los derechos desde una perspectiva intercultural. Además, la memoria y el arte han servido como herramientas clave para el arraigo territorial y la construcción de narrativas propias, generando espacios de reconocimiento mutuo y promoviendo nuevas formas de relacionarse con la vida y la tierra. Estas acciones, integradas en los planes de acción comunitaria, han sido esenciales para fortalecer la autonomía y la resiliencia de los participantes, asegurando que la gestión del conflicto y la construcción de paz estén profundamente enraizadas en la identidad y cultura de cada comunidad.
En el marco de la aplicación de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad, se han desarrollado acciones estratégicas en cada una de las diócesis, orientadas a la difusión del informe final y la apropiación de sus principales conclusiones. A través de la socialización de videos sobre verdad y reconciliación, y la implementación de metodologías participativas, se ha promovido la reflexión colectiva sobre la importancia de la memoria y la justicia restaurativa. En particular, se han aplicado dos recomendaciones clave: una con enfoque de género, que ha permitido fortalecer la salud integral y psicosocial de las comunidades mediante talleres de autocuidado, regulación emocional, estrategias de afrontamiento y primeros auxilios psicológicos, contribuyendo al bienestar individual y colectivo; y otra centrada en la recuperación de la memoria histórica, con el fin de resignificar las experiencias del conflicto y consolidar narrativas propias que refuercen la cohesión social.
Asimismo, se han llevado a cabo actividades orientadas a la documentación y visibilización de relatos comunitarios, creando espacios de diálogo donde los participantes han compartido sus vivencias y construido estrategias para enfrentar los desafíos actuales. Este proceso ha fortalecido la identidad comunitaria y el reconocimiento de su trayectoria histórica, facilitando la adopción de iniciativas locales de reparación, reconciliación y no repetición. Además, el establecimiento de alianzas con instituciones y organizaciones ha permitido ampliar el impacto de estas acciones, fortaleciendo la confianza en los procesos institucionales y consolidando redes de apoyo para la sostenibilidad de las iniciativas de memoria, verdad y paz.
- MUJERES PROMOPAZ: liderazgo, memoria e incidencia.
El fortalecimiento del tejido social de las mujeres ha sido un eje central en la implementación de PROMOPAZ, promoviendo su participación en los procesos de toma de decisiones y en la construcción de paz territorial. A través del acompañamiento, la formación y la promoción de espacios de incidencia, se ha logrado ampliar su representación en escenarios comunitarios y políticos, garantizando que sus voces y necesidades sean reconocidas en la agenda local y regional.
Estas acciones han permitido visibilizar y fortalecer procesos que históricamente habían sido relegados debido al conflicto armado. La organización comunitaria de las mujeres ha cobrado mayor relevancia, consolidando redes de apoyo y estrategias colectivas para enfrentar las problemáticas que afectan sus territorios. Además, su liderazgo ha impulsado nuevas dinámicas de diálogo y concertación, generando mayor legitimidad en los espacios de participación.
Como resultado, las mujeres han fortalecido su capacidad de incidencia y su autonomía dentro de sus comunidades, promoviendo estrategias de resiliencia y autogestión. El proyecto ha contribuido a que sus iniciativas sean reconocidas y respaldadas, facilitando el acceso a recursos y oportunidades que les permiten continuar construyendo paz desde sus propios saberes y experiencias.
PROMOPAZ ha fortalecido el liderazgo, la memoria y la incidencia de las mujeres en diversos territorios. En
- PROMOCIÓN DE LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ Y LA TRANSFORMACIÓN TERRITORIAL
El seguimiento a la implementación del Acuerdo de Paz sigue siendo un desafío en los territorios de intervención de PROMOPAZ. Si bien los acuerdos trazan escenarios de transformación esperados por las comunidades, la participación directa de estas en su ejecución es mínima, quedando en gran medida en manos de alcaldías y gobernaciones. Así mismo la actualización del Plan Marco de Implementación a finales del 2024 el esfuerzo del Gobierno Nacional por fortalecer la articulación y el diálogo en torno al Acuerdo Final de Paz, con la incorporación de 81 nuevos indicadores y ajustes en 121 existentes. Estos serán una hoja de ruta para el seguimiento territorial de algunos de la implementación con base en los responsables definidos. Sin embargo, aparece la necesidad de mayor claridad, recursos y participación comunitaria para garantizar una implementación efectiva.
Lo anterior ha permitido que el proyecto fortalezca la incidencia política e institucional de las comunidades acompañadas a través del diálogo con autoridades locales y nacionales, la participación en Consejos de Paz y la articulación con entidades para generación de diálogos y encuentros que permitan garantizar derechos y fortalecer el liderazgo comunitario. Invitando a las comunidades a posicionar sus agendas en espacios estratégicos, postulando demandas sobre educación, desarrollo rural, memoria histórica y acceso a derechos. Estos avances reflejan un mayor reconocimiento de las organizaciones locales en la construcción de paz el poder trasformador de la construcción gobernanza territorial.

Nicolás Caballero Pineda
Especialista Nacional de Proyecto – PROMOPAZ FASE III
SECRETARIADO NACIONAL DE PASTORAL SOCIAL – CÁRITAS COLOMBIANA