Memoria Diálogo y Reconciliación
Desde PROMOPAZ la memoria colectiva no debe ser vista simplemente como un recuerdo del pasado y unión de relatos individuales, sino como un recurso poderoso para guiar el presente y el futuro de las comunidades acompañados. Al recuperar y reinterpretar el pasado conjuntamente, las comunidades pueden encontrar lecciones y fortalezas para enfrentar desafíos actuales. Este enfoque también previene la instrumentalización de la memoria, que puede convertirse en una herramienta de poder si no se maneja con cuidado, y en su lugar, la memoria se convierte en un motor para la justicia social y la cohesión comunitaria siendo una herramienta transformadora que permite reconocer el pasado en el presente para caminar hacia el futuro deseado de las comunidades.
Diálogo Inclusivo y Plural
La construcción de paz requiere un diálogo que incluya a todos los actores, especialmente aquellos que históricamente han sido marginados. En este sentido, el reconocimiento de lo local es crucial, pues permite que las comunidades expresen sus propias narrativas y necesidades. El enfoque territorial interjurisdiccional garantiza que las políticas y decisiones reflejen la diversidad de realidades en un país, promoviendo soluciones adaptadas a contextos específicos. Además, la recolección de relatos y la identificación de hechos históricos (hitos) son fundamentales para construir una historia compartida que sirva de base para la reconciliación y la cohesión social.
Intercambio de experiencias
El intercambio de experiencias es un proceso colaborativo mediante el cual las comunidades comparten y analizan sus vivencias, desafíos y aprendizajes, tanto positivos como negativos. Este enfoque permite visibilizar las diversas realidades de cada comunidad, promoviendo un entendimiento colectivo de sus contextos específicos. En el marco de PROMOPAZ, este intercambio se convierte en una herramienta esencial para la consolidación de los saberes comunitarios, que actúan como pilares de resistencia y transformación en territorios marcados por la fractura democrática y la ausencia del Estado. A través de la sistematización y el diálogo, las comunidades no solo fortalecen su capacidad para resolver problemas internos, sino que también fomentan un sentido de pertenencia con su comunidad/territorio y capacidades para participar activamente en la construcción de paz con justicia social y ambiental.
Reconciliación Holística
Los procesos de sanación y reconciliación no solo deben abordar las heridas del pasado, sino también transformar las dinámicas sociales presentes. Actos reivindicatorios y la generación de nuevos imaginarios permiten a las comunidades resignificar su identidad y sus relaciones. En este contexto, la sanación no es solo individual, sino colectiva, apoyada por redes comunitarias y el acompañamiento psicosocial. Transformar los roles tradicionales y reconocer las prácticas sanadoras locales contribuye a fortalecer el tejido social y a establecer una base sólida para la no repetición de las violencias.
En las comunidades Promopaz, el territorio no es solo un espacio físico, sino una parte integral de la identidad y espiritualidad de las personas. El enfoque en la ecología integral y el reconocimiento de prácticas ancestrales subraya la necesidad de un desarrollo sostenible que respete y promueva la biodiversidad y los conocimientos tradicionales. Tejer los territorios entre los seres humanos y su entorno implica una visión holística que conecta cuerpos, paisajes y culturas, creando un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia el entorno. Esto es vital para la construcción de una paz duradera que esté en armonía con la naturaleza.
Pervivencia y Cosmovisión
La liberación de la representatividad materialista de la naturaleza es un llamado a reenfocar las relaciones humanas con el entorno hacia una perspectiva más espiritual y comunitaria. Construir memoria desde el arraigo a la naturaleza y el territorio fortalece las identidades locales y protege las cosmovisiones que han sostenido a las comunidades a lo largo del tiempo. El intercambio y diálogo de saberes, especialmente entre generaciones y culturas, es fundamental para mantener viva la cosmovisión y asegurar la pervivencia de las tradiciones que son esenciales para la resiliencia y el bienestar de las comunidades.
La integración de la memoria, el territorio, y la sanación comunitaria ofrece un marco poderoso para la construcción de paz que respeta y valora las diversas realidades culturales y ecológicas. Este enfoque no solo aborda las heridas del pasado, sino que también promueve un futuro en el que la justicia social, la sostenibilidad ambiental y la cohesión comunitaria se entrelazan para formar una sociedad más justa y solidaria.
El Proyecto Promopaz es un escenario de encuentro en la diferencia con las comunidades de Cauca, Caquetá y Nariño (Colombia) que se gestó como fortalecimiento de resiliencia, transformación de conflictos y desarrollo de estrategias de soluciones durables en el marco de la implementación del acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, lo cual ha propiciado construcción colectiva en la que las particularidades y la identidad cultural tienen lugar, así como la memoria de los territorios, se reivindican los derechos humanos y se potencia la vida como centro de los procesos, el tejido social se nutre de la participación de todas las personas, sus saberes y sentires, posibilitando así el camino de construcción de Paz territorial.
Construcción de paz y reconciliación
Desde el SNPS/CC nos planteamos como futuro deseado el desarrollo humano integral y solidario y una paz sostenible y duradera. Para concretar ese futuro consideramos la construcción de paz y reconciliación como un proceso de transformación a distintos niveles y en diferentes etapas, dando un horizonte a toda acción que tejemos tanto interna como externamente. Por lo anterior creemos que la incidencia política de los diversos actores que pertenecen a la sociedad civil contribuye a la materialización de los valores democráticos y así mismo la consolidación de la paz siendo la dignidad humana, la justicia social, la solidaridad y la participación democrática fundamentos de estos diversos procesos de construcción.
Hablar de paz nos exige ser conscientes de las distintas escalas e impactos que el conflicto ha generado en cada territorio de nuestro país, por esto de forma general podemos establecer que en nuestra visión de paz contemplamos “la erradicación de las formas de violencia directa, estructural, cultural que atentan contra la persona y contra la sociedad. En este sentido, la paz necesariamente implica la transformación de la persona, y a su vez, de las relaciones y las estructuras económicas, socioculturales, políticas, ambientales, de la dignidad y la vida” (SNPS/CC, p.30). Poniendo en dialogo estos principios con los territorios y cada persona y actor que allí habita y se moviliza en esta construcción colectiva por la paz.
Reconocemos la complejidad de los procesos de construcción de paz y reconciliación en los diferentes territorios, así mismo en un contexto de Pos-acuerdo observamos la relevancia de lo pactado en el Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz y la necesidad de la articulación de la sociedad civil en el seguimiento de estas implementaciones (como lo plantean los puntos 2.2; 6.1.5 y 6.1.6 del Acuerdo final) y la participación amplia en las nuevas negociaciones como lo dictamina la CEV. Bajo estas premisas y en cumplimiento de los derechos constitucionales, la participación ciudadana en los acuerdos de paz y su implementación legitiman el camino para la superación de retos históricos que han permitido que el conflicto se reproduzca de forma violenta y con diferente intensidad en cada región del país.
Así mismo hacer control sobre estos procesos de transformación territorial, en específico en las acciones orientadas a disminuir los impactos generados por el conflicto armado y la violencia en la sociedad civil, garantizando la no repetición del conflicto armado y la erradicación de la violencia como única vía para la tramitación de conflictos
Por último, la apropiación de estos valores democráticos y su puesta en práctica fortalece los procesos decisorios haciéndolos más participativos y coherentes con cada contexto. La construcción de paz y reconciliación involucra varios actores a nivel territorial, regional y nacional ya que “es un asunto que tiene que ver con nosotros, con lo que somos como sociedad y como cultura; nos plantea la necesidad de cimentar otras formas de relacionarnos, de encontrar maneras más justas y solidarias de erigir el mundo en el que habitamos y, nos permite comprender que la responsabilidad de la construcción de la paz también es nuestra”. Por lo tanto, desde la intervención del SNPS/CC este mensaje será transversal y llevado a cada lugar, construyendo capacidades de forma horizontal y acompañando acciones dirigidas a recomponer el tejido social, recuperar la confianza y la convivencia y promover la reconciliación como escenario necesario para un desarrollo humano desde una perspectiva integral y solidaria